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  • Las cosas materiales tienen fronteras cerradas; no son accesibles, no pueden ser penetradas, por cosas exteriores a ellas mismas. Pero la existencia de uno como ser espiritual implica ser y permanecer uno mismo y, al mismo tiempo, admitir y transformar en uno mismo la realidad del mundo. Ninguna otra cosa material puede estar presente en el espacio ocupado por una casa, un árbol o una pluma estilográfica. Pero donde hay mente, la totalidad de las cosas tiene cabida; es "posible que en un solo ser habite la globalidad de todo el universo".