Autores:
  • Para Jesús, está claro, la pobreza no es el problema; es la solución. Hasta que los seres humanos no aprendan a vivir en contacto desnudo y en directa sencillez e igualdad unos con otros, compartiendo todos los recursos, no podrá haber solución a la miseria de la condición humana ni establecimiento del Reino de Dios. El sentido radical y paradójico de Jesús sobre quién podía y quién no podía entrar en el Reino queda aún más claramente ilustrado por su famoso elogio de los niños.