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No sé
Qué clase de mi obediencia debo ofrecer.
Más que mi todo es nada; ni mis plegarias
No son palabras santas santificadas, ni mis deseos
Más valen que vanidades vacías; sin embargo, oraciones y deseos
Son todo lo que puedo devolver.
No sé
Qué clase de mi obediencia debo ofrecer.
Más que mi todo es nada; ni mis plegarias
No son palabras santas santificadas, ni mis deseos
Más valen que vanidades vacías; sin embargo, oraciones y deseos
Son todo lo que puedo devolver.