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  • Y en los casos en que se ha forjado una convicción profunda, el hombre elocuente no es un orador hermoso, sino que está interiormente embriagado por una creencia determinada. Le agita y le desgarra, y tal vez casi le priva de la facultad de articular palabra.

    Ralph Waldo Emerson (2013). “Delphi Complete Works of Ralph Waldo Emerson (Illustrated)”, p.2432, Delphi Classics