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El amor no es una posesión, sino un crecimiento. El corazón es una lámpara con el aceite justo para arder durante una hora, y si no hay aceite para poner de nuevo su luz se apagará. La gracia de Dios es el aceite que llena la lámpara del amor.
El amor no es una posesión, sino un crecimiento. El corazón es una lámpara con el aceite justo para arder durante una hora, y si no hay aceite para poner de nuevo su luz se apagará. La gracia de Dios es el aceite que llena la lámpara del amor.