-
Hace poco encontré en una librería londinense un viejo volumen que contenía los Poetas Menores griegos, y fue un placer volver a leer sólo las palabras Orfeo, Lino, Museo, esos débiles sonidos poéticos y ecos de un nombre, que se extinguen en los oídos de nosotros, los hombres modernos; y esos sonidos apenas más sustanciales, Mimnermo, Ibioco, Alqueo, Estesícoro, Menandro. No vivieron en vano. Podemos conversar con estos famosos sin cuerpo, sin reservas ni personalidad.