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El hombre debe poder pensar libremente y expresar libremente sus pensamientos. Quien se opone a esto no sólo es fascista y primitivo, sino también un gran cobarde. Sólo los hombres valientes y honorables nunca tienen miedo de la libertad de pensamiento y de la libertad de expresión de las ideas. Al igual que a las cucarachas no les gusta la luz, a las mentes malvadas tampoco les gusta la libertad de pensamiento.