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¿Cómo te atreves a referirte a mis preciosos hijos como "sintéticos"? Y qué vergüenza que mueva el dedo para juzgar la fecundación in vitro, un milagro que ha permitido a legiones de personas cariñosas, tanto heterosexuales como homosexuales, cumplir su sueño de tener hijos. No volveré a vestir nunca más Dolce & Gabbana.