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  • Atraída por las promesas de un paraíso material de lujo sin límites, la humanidad ha ignorado durante demasiado tiempo el desajuste entre los imperativos de nuestra existencia como seres vivos en un planeta finito y los imperativos de las instituciones del dinero que trazan nuestro camino hacia el futuro. Creadas para construir imperios coloniales al servicio de los reyes, las corporaciones globales están mal preparadas para la tarea de construir sociedades civiles justas, sostenibles y compasivas que alimenten la suficiencia, la colaboración y el respeto por el conjunto de la vida.