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  • Tanto el esfuerzo de grupo como el testimonio individual fluyen de la convicción sobre el papel de las personas en la Tierra. En la administración del patrimonio común, se repiten algunas creencias sencillas: que todos somos miembros de la misma familia humana, que todos compartimos la responsabilidad por los demás, que cada uno es capaz de responder directamente a la guía divina. Tratar de traducirlas en acciones prácticas con respecto al suelo o al petróleo o a los peces del mar no es necesariamente hacer lo que es directamente eficaz para cambiar la sociedad.