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Tenemos una enorme deuda de gratitud con quienes sirven o han servido en el ejército de nuestro país, así como con sus familias. Ya sea protegiendo nuestras libertades en el extranjero o haciendo contribuciones aquí en casa, el valor que estos hombres y mujeres aportan a la mano de obra estadounidense y a nuestro modo de vida es incalculable.