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Si no nos damos cuenta de todo nuestro potencial como seres humanos, vivimos más a un nivel animal. Esto está bien para perros, gatos y chimpancés, pero no funciona tan bien para las mujeres y los hombres. Sin la capacidad de moldear libremente nuestras propias vidas, como un escultor tallaría la piedra, caemos inevitablemente en la negatividad y la depresión.