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Cuando llegas a tu punto álgido y te sientes seguro de lo que haces y de tu proceso, tienes muchas ganas de hacer más cosas y de probar muchas cosas diferentes. También he trabajado mucho mi respiración, algo curioso de lo que hablar si no eres actor. Creo que la respiración es la clave para abrirte a otras partes de ti mismo que no has utilizado en ningún trabajo, pero especialmente en la interpretación.