-
En lugar de atacar a la gente, tenemos que amarla. Me enciende porque me recuerda por qué necesitamos el Evangelio. Nuestros corazones están tan corrompidos.
En lugar de atacar a la gente, tenemos que amarla. Me enciende porque me recuerda por qué necesitamos el Evangelio. Nuestros corazones están tan corrompidos.