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Los poetas son políticos, tienen que ser reflejo de su tiempo [porque] viven en su tiempo... La poesía es política porque se opone al fascismo. La buena poesía plantea un montón de preguntas y pide al público que interactúe consigo mismo o que se vea reflejado en ella; puede gustar o no gustar. Pero el tipo de poesía fascista juega con tus miedos y te dice que te pongas en la línea del partido y te da excusas sencillas: culpa a esta persona.