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Cuando empecé a escribir cuentos, creía que estaba escribiendo una novela. Tenía como 60 o 70 páginas. Y lo que me di cuenta fue que yo no escribo monólogo interior. No quiero hablar de lo que alguien está pensando o sintiendo. Quería tratar de mostrarlo de una manera interesante. Así que me di cuenta de que estaba escribiendo un guión.