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La cinematografía me resultaba increíblemente extraña, así que leí todo lo que pude sobre ella. Cuando me di cuenta de que no era más que fotografía con una velocidad de obturación determinada, me hice con unas diapositivas y me dediqué a escribir el guión y a tomar instantáneas. Me tomé mucho tiempo para asegurarme de que sabía exactamente lo que estaba haciendo. Al final ya sabía cómo iba a ser la película: la exposición, la composición y todo lo demás. Ya no me asustaba la fotografía.