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Los políticos prometen cosas ridículas. Prometerán un pollo en cada olla. Prometerán que mantendrán solvente la Seguridad Social. Prometerán medicamentos para los ancianos. Prometerán muchas cosas. Pero no se acercan al tipo de promesas que hace la religión. Los mormones prometen que si eres bueno mientras estás en la Tierra, podrás gobernar tu propio planeta en la otra vida. Ahora, hay un derecho que va un poco más allá de los medicamentos recetados para los ancianos.