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  • Su propiedad los tenía encadenados... cadenas que encadenaban su coraje y ahogaban su fe y obstaculizaban su juicio y estrangulaban su alma... Si guardaran su tesoro en el cielo, no tendrían ahora un enemigo y un ladrón dentro de su propia casa... Se creen dueños, cuando más bien son ellos los dueños: esclavizados como están a su propia propiedad, no son los amos de su dinero sino sus esclavos.