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La sátira es un arte que se practica mejor a espaldas del objetivo previsto. Creo que invitar a políticos a un programa satírico se convierte en una gran trampa. Porque una de dos cosas suceden: O tienes que dejar de afilar tus colmillos porque no puedes ser tan cruel con la gente a la cara como lo eres a sus espaldas... ...y esos invitados se enteran y dejan de venir.