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Si hubiéramos sido fuertes, nos hubiéramos respetado a nosotros mismos y no hubiéramos sido susceptibles de asustarnos, los gobernantes extranjeros habrían sido impotentes para hacer travesuras.
Si hubiéramos sido fuertes, nos hubiéramos respetado a nosotros mismos y no hubiéramos sido susceptibles de asustarnos, los gobernantes extranjeros habrían sido impotentes para hacer travesuras.