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La opinión que un pato tiene de mí depende de si tengo pan o no. A un pato le encanta el pan, pero no tiene capacidad para comprar una hogaza. Es la mayor broma que se le puede hacer al pato. Si yo trabajara en una tienda y un pato entrara y robara una barra de pan, lo soltaría. Le diría: "¡Vuelve mañana, trae a tus amigos!" Cuando pienso en los amigos de un pato, pienso en otros patos. Pero podría tener, digamos, un castor a remolque.