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El tema del que nos resistimos a hablar es aún más delicado que el de los preservativos. La cuestión -y voy a intentar ser de buen gusto- es que a veces parece que el presidente de Estados Unidos es un poco tonto. Si me entienden. Lo que quiero decir es que no estoy totalmente seguro de que el presidente entienda lo que quiero decir, a menos que varios ayudantes se lo expliquen. E incluso entonces, podría olvidarlo.