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Llevo unos seis años entrenando jiu-jitsu y tengo mucha suerte de vivir en ese mundo. Todos los luchadores se reúnen y almuerzan juntos casi todos los días e intercambian historias. Y siempre me ha fascinado cómo en el mundo del Jiu-jitsu de Los Ángeles todo el mundo de la lucha -policías, fuerzas especiales, porteros, dobles- se relaciona a través de diferentes líneas.