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  • Me pasaba el día en casa de alguien o en el tejado y me sentía solo, loco, y la radio se convirtió en una voz tranquilizadora en mi vida. Pero la idea de estar ganando 10 dólares la hora y apilando paneles de yeso mientras estos tipos ganaban cientos de miles, y estaban de fiesta, y había Playmates y buenos momentos, simplemente no podía imaginármelo.