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Fui a la carnicería a comprar una pierna de cordero. "¿Es escocesa?", pregunté. "¿Por qué?", respondió el carnicero. "¿Vas a hablar con él o a comértelo?". "En ese caso, ¿tiene pato salvaje?". "No", respondió, "pero tengo uno que podría agravar para usted".