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Un distinguido neurocientífico cognitivo me confesó que, debido a su educación religiosa, no podía deshacerse del dualismo psiconeuronal. La idea de que uno deja de ser después de la muerte le resultaba demasiado dolorosa.
Un distinguido neurocientífico cognitivo me confesó que, debido a su educación religiosa, no podía deshacerse del dualismo psiconeuronal. La idea de que uno deja de ser después de la muerte le resultaba demasiado dolorosa.