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  • Dicho de otro modo, creo que el propósito y los principios, claramente entendidos y articulados, y comúnmente compartidos, son el código genético de cualquier organización sana. En la medida en que el propósito y los principios sean comunes, se puede prescindir del mando y el control. La gente sabrá cómo comportarse de acuerdo con ellos, y lo hará de miles de formas inimaginables y creativas. La organización se convertirá en un conjunto vital y vivo de creencias.