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No hay argumento tan convincente no sólo para demostrar la indestructibilidad del alma, sino también para mostrar que siempre conserva en su naturaleza las huellas de todos sus estados precedentes con un recuerdo práctico que siempre puede ser despertado. Ya que tiene la conciencia o conoce en sí misma lo que cada uno llama su yo. Esto hace que esté abierto a las cualidades morales, al castigo y a la recompensa incluso después de esta vida, ya que la inmortalidad sin recuerdo no tendría ningún valor.