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Siempre que aparecen destructores entre los hombres, empiezan por destruir el dinero, pues el dinero es la protección de los hombres y la base de una existencia moral. Los destructores se apoderan del oro y dejan a sus dueños un montón de papel falsificado. Esto mata todas las normas objetivas y entrega a los hombres al poder arbitrario de un fijador arbitrario de valores. El oro era un valor objetivo, un equivalente de la riqueza producida. El papel es una hipoteca sobre una riqueza que no existe, respaldada por una pistola que apunta a quienes se espera que la produzcan.