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Los modales o la etiqueta ("accesibilidad, afabilidad, cortesía, refinamiento, propiedad, cortesía y comportamiento congraciador y cautivador") no exigen una gran determinación moral y, por tanto, no pueden considerarse virtudes. Aunque los modales no son virtudes, son un medio para desarrollar la virtud.... Cuanto más refinamos los elementos brutos de nuestra naturaleza, más mejoramos nuestra humanidad y más capaz se vuelve de sentir la fuerza motriz de los principios virtuosos.