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Es malvado justificar el asesinato (de bebés no nacidos) por el feliz resultado de la eternidad para el asesinado. Esta misma justificación podría utilizarse para justificar el asesinato de niños de un año, o de cualquier creyente que vaya al cielo. La Biblia hace la pregunta: "¿Pecaremos para que abunde la gracia?". (Romanos 6:1) Y: "¿Haremos el mal para que venga el bien?" (Romanos 3:8). En ambos casos la respuesta es un rotundo NO. Es presunción ponerse en el lugar de Dios y tratar de hacer las asignaciones al cielo o al infierno. Nuestro deber es obedecer a Dios, no jugar a ser Dios.