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  • Todos los demás hombres, al nacer de mujer, tienen ombligo, por razón de los vasos umbilicales insertados en él, que desde la placenta llevan el alimento a los niños en el vientre de sus madres; pero no pudo ser así con nuestros primeros padres. No se puede creer que Dios les diera ombligos que habrían sido totalmente inútiles.