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La propia naturaleza humana es siempre defensora de la libertad. Hay también en la naturaleza humana un resentimiento de la injuria y una indignación contra el mal. Un amor por la verdad y una veneración por la virtud. Estas pasiones amables, son la "chispa latente". . . Si el pueblo es capaz de comprender, ver y sentir las diferencias entre lo verdadero y lo falso, lo correcto y lo incorrecto, la virtud y el vicio, ¿a qué mejor principio pueden aplicarse los amigos de la humanidad que al sentido de esta diferencia?