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  • Sobre todo, deberíamos cuestionar la ética del consumo, que agota los recursos no renovables, crea desigualdad e injusticia, genera contaminación, destruye otras especies y altera el equilibrio de la naturaleza. La ética del consumo no sólo contamina el medio ambiente creando cambios indeseables en la biosfera, sino que también corrompe la mente y el cuerpo al definir el placer en términos de propiedad y absorción. El despilfarro en sí es un concepto humano; todo lo que hay en la naturaleza se acaba utilizando. Si el ser humano sigue como hasta ahora, un día será reciclado junto con los dinosaurios.