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Sobre este punto, todos los políticos especulativos estarán de acuerdo en que la felicidad de la sociedad es el fin del gobierno, así como todos los teólogos y filósofos morales estarán de acuerdo en que la felicidad del individuo es el fin del hombre. De este principio se seguirá que la forma de gobierno que comunique facilidad, comodidad, seguridad o, en una palabra, felicidad, al mayor número de personas y en el mayor grado, es la mejor. Todos los investigadores sobrios de la verdad, antiguos y modernos, paganos y cristianos, han declarado que la felicidad del hombre, así como su dignidad, consiste en la virtud.