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  • La ciudad es más hermosa cuando empieza el dulce barullo de la muerte. Su propia vida vivida desafiando a la naturaleza, su electricidad, sus frigidaires, sus paredes insonorizadas, el brillo de las uñas lacadas, los penachos que ondean en el cielo ondulado. Aquí, en las profundidades del ataúd, crecen las flores eternas enviadas por telégrafo.

    Henry Miller (1963). “Black spring”, Grove Pr