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  • Nada en el relato de Chomsky reconoce la diferencia entre tener la intención de matar a un niño, por el efecto que se espera producir en sus padres (a esto lo llamamos "terrorismo"), y matar inadvertidamente a un niño en un intento de capturar o matar a un asesino de niños declarado (a esto lo llamamos "daños colaterales"). En ambos casos ha muerto un niño, y en ambos casos se trata de una tragedia. Pero el estatus ético de los perpetradores, ya sean individuos o Estados, no podría ser más distinto Para Chomsky, las intenciones no parecen importar. El recuento de cadáveres lo es todo.