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La incivilidad es un síntoma, no la enfermedad. Siempre hemos tenido conflictos partidistas en el Congreso, y siempre los tendremos. Sin embargo, cuando trabajé durante un año (1970-71) en el equipo del senador Ed Muskie de Maine, éste era un lugar diferente, más colegial, más sensible a los datos, más preocupado por todo el pueblo estadounidense. Creo que, como los medios de comunicación con ánimo de lucro dan más importancia al conflicto que a la cooperación, y a los bocados sonoros que al análisis, los políticos han aprendido a adaptarse a esas tendencias. En consecuencia, nuestros debates públicos se han ido embruteciendo a medida que nuestros problemas se hacían más complejos.