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  • Ten cuidado de no ser un entusiasta ardiente y perseguidor. No te imagines que Dios te ha llamado (justo al contrario del espíritu de Aquel a quien tú das el estilo de tu Maestro) para destruir la vida de los hombres, y no para salvarlos. Nunca sueñes con obligar a los hombres a seguir los caminos de Dios. Piensa tú mismo, y deja pensar. No utilices ninguna coacción en materia de religión. Ni siquiera a los que están más alejados del camino los obligues a entrar por otro medio que no sea la razón, la verdad y el amor.

    John Wesley (1829). “Sermons on Several Occasions”, p.417