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Dios quiera que no llegue el día en que, en la mente estadounidense, el pensamiento del hombre como consumidor sumerja el viejo pensamiento estadounidense del hombre como criatura de Dios, dotado de derechos inalienables.
Dios quiera que no llegue el día en que, en la mente estadounidense, el pensamiento del hombre como consumidor sumerja el viejo pensamiento estadounidense del hombre como criatura de Dios, dotado de derechos inalienables.