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Con cola fluida y melena voladora,
Fosas nasales anchas nunca estiradas por el dolor,
Boca sin sangre al bocado o a la rienda,
Y pies que el hierro nunca herró,
Y flancos sin cicatrices de espuelas o varas,
Mil caballos - los salvajes - los libres -
Como olas que siguen al mar,
se acercaban atronando.