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Reconociendo que tenemos el tipo de sangre que tenemos porque tenemos el tipo de riñones que tenemos, debemos reconocer que nuestros riñones constituyen el fundamento principal de nuestra libertad filosófica. Sólo porque funcionan como lo hacen es posible que tengamos huesos, músculos, glándulas y cerebro. Superficialmente, podría decirse que la función del riñón es producir orina; pero desde un punto de vista más ponderado puede decirse que los riñones producen la materia de la filosofía misma.