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¿Es que nunca había tenido tanta hambre como para comerse una flor? ¿No sabía que se podían comer margaritas, lirios de día, pensamientos y caléndulas? ¿Que con suficiente hambre, una persona podía consumir las brillantes caras de las violas, incluso los tallos de los dientes de león y las amargas caderas de las rosas?