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El hombre, con su cerebro, puede traspasar el embriagador espejismo de las cosas y contemplar un universo helado en la más perfecta indiferencia hacia él y sus sueños.
El hombre, con su cerebro, puede traspasar el embriagador espejismo de las cosas y contemplar un universo helado en la más perfecta indiferencia hacia él y sus sueños.