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No sabemos lo que nos espera a cada uno de nosotros después de la muerte, pero sabemos que moriremos. Está claro que debe ser posible vivir éticamente -con una auténtica preocupación por la felicidad de otros seres sensibles- sin presumir de saber cosas que ignoramos claramente. Piénsalo: cada persona que has conocido, cada persona con la que te cruzarás hoy por la calle, va a morir. Viviendo lo suficiente, cada uno sufrirá la pérdida de sus amigos y familiares. Todos van a perder todo lo que aman en este mundo. ¿Por qué querría uno ser algo más que amable con ellos mientras tanto?