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Verle y conocerle y estar en Su presencia es el festín final del alma. Más allá de esto no hay búsqueda. Las palabras fallan. Lo llamamos placer, alegría, deleite. Pero estos son indicadores débiles de la experiencia indescriptible.
Verle y conocerle y estar en Su presencia es el festín final del alma. Más allá de esto no hay búsqueda. Las palabras fallan. Lo llamamos placer, alegría, deleite. Pero estos son indicadores débiles de la experiencia indescriptible.