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Durante muchos siglos los hombres sensatos han admitido: Nihil est in intellectu quod non fuit prius in sensu: Esto es, no hay nada en el entendimiento que no haya sido percibido primero por alguno de los sentidos. Todo el conocimiento que naturalmente tenemos se deriva originalmente de nuestros sentidos. Y, por consiguiente, los que carecen de algún sentido no pueden tener el menor conocimiento o idea de los objetos de ese sentido; como los que nunca tuvieron vista no tienen el menor conocimiento o concepción de la luz o de los colores.