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No hables, no te muevas, pero escucha, el cielo está lleno de oro. No hay ondas en el río, no hay movimiento en el campo o el redil, Todo brilla pero nada brilla, pero el lejano mar invisible. Olvida los días pasados, el corazón roto, ¡deja atrás todo recuerdo! No hay dolor en la verde ladera, ni piedad en el cielo, la alegría que no puede ser dicha llena el prado, la flor y el árbol.