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Jesús y la espiritualidad pueden convertirse fácilmente en terapias que simplemente nos ayudan a sobrellevar la vida. Pueden servirnos si lo elegimos a Él en lugar de a otros proveedores de servicios. Incluso hablamos de "hacer de Jesús mi Señor y Salvador personal", ¡como si pudiéramos hacer de Él cualquier cosa!